LOCK UP – Un dream Team bien trabajado

Hasta el día de hoy no logro captar el por qué este conjunto no pica en alto para los estándares del Metal Extremo. Quizás la continua e inagotable búsqueda de lo más fácil y digerible (musicalmente hablando) está llegando a extremos incalculables haciendo que algo tan EXTREMO como el Death/Grind sea casi blasfemar contra el Islam. Algo debe suceder para que Lock Up no esté como cartelera principal en festivales o shows de renombre mundial, no sólo porque cuenta en sus filas con incuestionables del género sino por sus obras brillantes. Solamente un repaso por el hermoso «Hate Breeds Suffering» del 2002 ó el precioso «Demonization» del 2017, sirven para tener un breve pantallazo de lo que hacen estos tipos.

Vale mencionar para aquella persona que desconozca a Lock Up, le menciono su integración: Shane Embury (Napalm Death, Brujería), Anton Reisenegger (Criminal, Brujería), Kevin Sharp (Brutal Truth, Venomous Concept), Adam Jarvis (Misery Index, Cattle Decapitation) y Tomas «Tompa» Lindberg (At The Gates). Ahora bien, ¿se entiende por qué es un mega grupo? Espero que quede claro que estos no son músicos del montón, que no son de mentes obtusas herméticas ni opacas creaciones, son mentores de distintas obras de arte que son al día de hoy, la Historia viva del Metal Extremo.

Una de las mutaciones más controversiales es la de mezclar el Death Metal en el sonido que coquetea con el old school y el Grindcore como máximo sinónimo de agresividad sonora. Todo esto hace sin cocktail sumamente difícil de trabajar, ya que las barreras se tornan difusas y puede caerse en el temible «bola de ruido». Gracias al Maligno, esto no pasa en esta belleza de álbum.

Posiblemente este disco sea uno de esos trabajos a los cuales gradualmente querés aumentarla el volumen una y otra vez, desde el vamos con «Hell Will Plague the Ruins» en ese pique Grind de la batería en el sofocante Blast Beat y gravity, por momentos perforando tímpanos sin prurito alguno. El riff central es repetitivo y agresivo, nada de sutilezas, esto es golpe al hígado.

«The dregs of Hades» repite la fórmula solamente que tiende a ampliar su aura hacia la oscuridad, el sonido de las guitarras es sumamente denso y oscuro, los momentos de grindcore son precisos y no opacan el concepto general del track.

También hay pequeños momentos para recordar a grandes cultores del extremo con temas como «Misdirections Thief», «Sinful Life of Power» y «Black Illumination» donde todo cuadra notoriamente en la violencia, la velocidad y los guiños para Brutal Truth.

Nota más que positiva es los vocales de Tompa y Kevin que para nada quedan fuera de contexto uno con el otro, se complementan notoriamente ya que la costumbre de la vociferacion sobre una base hiper veloz, no les es ajena y mucho menos fuera de ritmo. Expulsan odio con sus bocas.

Este disco no cuenta con riffs ni bases de guitarra que se distingan por la originalidad sino por la plenitud de su potencia, quizás para algún ignoto tocar Grindcore sea sencillo, lo cual no, no lo es. La velocidad aquí lo es casi todo. También es muy pero muy destacable la actuación de Jarvis en la batería, pareciera un tipo que tiene 4 piernas por momentos por la velocidad que lleva el doble pedal. Otras canciones destacables del disco son «Dead Legions» y «Reign on in Hell» que literalmente son un ataque imparable a nuestros oídos.

Disco que resalta por su potencia, su agresividad no así por su originalidad; se destaca el sonido estupendo y que estos tipos que ya rondan en los 50 años siguen vigentes a más no poder. Diversión asegurada en menos de 40 minutos! Agresión garantizada!