Bottomless: Una pasión

El guitarrista y cantante Giorgio Trombino líder de Bottomless comparte una pasión con muchos: la de los riffs Sabbathianos, la del heavy metal a tiempo medio, la del viejo Doom. En conjunto con el baterista David Lucido, han estado al frente de varios proyectos, entre ellos Assumption y Undead Creep, esta última una banda de Death Metal cercana al gore más violento.

Bottomless – Bottomless
Fecha: 16 de Julio, 2021
Sello: Spikerot Records
País: Italia
Tracklist:
1.Monastery
2.Centuries Asleep
3.Bottomless
4.The Talking Mask
5.Ash
6.Losing Shape
7.Loveless Reign
8.Vestige
9.Cradling Obsession
10.Hell Vacation

La belleza en los matices

Bottomless y su album debut de título homónimo (para qué pensar otro título si podemos hacer como hizo Black Sabbath con su primer álbum), va por otro lado, el de las tinieblas que generaron los cuatro genios de Birmingham. La insistente referencia a Black Sabbath no es capricho de este revisor. La última publicación en el Facebook de Bottomless, del 10 de junio, dice lo siguiente: “Érase una vez Tony Iommi y sus tres apóstoles, que bajaron a la tierra para concedernos el poder de la oscuridad y el riff, así que en este momento no somos más que sombras que habitan bajo su cielo de hierro”. Todo dicho.

Sin embargo, para los paladares adeptos al Doom más cercano en el tiempo Bottomless presenta un atractivo especial. Es que el bajo está a cargo de Sara Bianchin, la magnífica voz al frente de Messa, banda de Doom y Dark Jazz que en 2018 sorprendió con su segundo album Feast of Water. En Bottomless, BIanchin y su bajo muestran capacidad y apego a una tradición musical. 

El actor principal de Bottomless es la voz de Trombino y su para nada ocultas ganas de emular con admiración al principe de las tinieblas. En más de una ocasión busca las inflexiones, los cambios de rangos, hasta los latiguillos de Ozzy. Como en Ash, uno punto alto del álbum, donde mete un “allrigth” justo. Qué decir, eso conlleva riesgos, como caer en la pura imitación. Trombino salva esa prueba, y al final del álbum su trabajo vocal se muestra, no muy original. pero correcto, consistente. 

Es difícil destacar un tema en un álbum que es muy parejo. Todas las canciones rondan los cinco minutos, y recorren paisajes sonoros bien conocidos para los fans de Saint Vitus, Pentagram o Trouble. También hay quienes han identificado en Bottomless trazas de Soundgarden o Alice in Chains. El comienzo con Monastery transpira riffs clásicos, luego Centuries Asleep, acelera un poco, Bottomless (el tema que lleva el nombre del álbum que lleva el nombre de la banda) ofrece virtuosismo y no está mal. En The Talking Mask (la máscara que habla! otro álbum de tiempos de pandemia), la batería se despega del piso. La segunda parte del disco no trae mayores sorpresas. Como en el arte de tapa, obra del pintor Francés Henri-Joseph Harpignie, nada brilla. La belleza está en los matices, en los sutiles cambios de tonalidad.

Bottomless está llamado a ser uno de los créditos del sello Spikerot Records. Con este debut han tributado a sus ídolos y demostrado que saben con creces del oficio. El futuro nos mostrará si arriesgan o eligen quedarse en las seguras tinieblas que inauguraron sus héroes. El destino está en sus manos.

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