Helloween: El origen del Power Metal

Helloween – Keeper of the Seven Keys
Fecha de lanzamiento: 23 de mayo, 1987
País: Alemania
Género: Power Metal
Sello: Noise Records
Tracklist:
1 – Initiation
2 – I’m Alive
3 – A Little Time
4 – Twilight of the Gods
5 – A Tale that Wasn’t Right
6 – Future World
7 – Halloween
8 – Follow the Sign

Hoy abrimos las puertas del Olimpo para viajar a 1987, el año de lanzamiento del disco que dio origen al power metal y que influenció a muchos de los máximos exponentes del género en la actualidad.

No se puede hablar de power metal sin mencionar a Helloween, y eso lo puede decir cualquier músico de cualquier banda de power medianamente exitosa.

Los “Keeper of the Seven Keys”, partes 1 y 2 posicionaron a la banda integrada por Kai Hansen, Michael Weikath, Michael Kiske, Markus Grosskopf e Ingo Schwichtenberg como referentes en el metal europeo. Y no es para menos, ya que ambos discos (inicialmente concebidos como un álbum doble) tienen elementos que marcaron un estilo de concebir al heavy metal.

En los siguientes párrafos, revisitaremos el primero de los discos que ayudaron a escribir las páginas iniciales de el tan mentado (solo en mis reseñas) Gran Libro del Power Metal. Se recomienda ampliamente leer este artículo escuchándolo.

El disco arranca con“Initiation”, un instrumental que tiene como objetivo ir creciendo de a poquito para ser el trampolín para saltar a “I’m Alive”, el tema más corto del disco. Buen riff, directo. Guitarras veloces en los versos y arreglos que juegan muy bien con la voz de Kiske, que con tan solo 18 años ya tenía un talento más que prometedor. La dupla Hansen / Weikath hacía lo suyo con pasajes armonizados y un solo simple, pero ganchero y que cumple.

“A Little Time” es una contribución de la mano de Kiske, que había compuesto la canción para su anterior banda Ill Prophecy. Ganchero, interesante, con buenos espacios en los versos para que el vocalista se luciera. Su nueva aparición en vivo se debe obviamente a la vuelta de Kiske (temporalmente o no) a la banda.

“Twilight of the Gods” es una canción que no ha gozado de popularidad en vivo, pero que tiene en su ADN varios de los elementos que hacen que los “Keepers” sean considerados la piedra fundacional del power metal. Versos y puentes rápidos que suman arreglos de guitarra a la rítmica y un estribillo adornado con coros son la marca particular de “Twilight of the Gods”. En términos de solos, sigue jugando la estructura solo guitarrista #1, armonía de dos guitarras, solo guitarrista #2. Cambiar #1 y #2 por Hansen o Weikath indistintamente, el dúo gana siempre.

Separar el disco en dos mitades gracias al uso de una balada siempre funciona, y es táctica conocida ya a la hora de armar un tracklist para un álbum. “A Tale that Wasn’t Right” tiene el trabajo de bajar la velocidad y llevar a quien lo escuche a un grado de melancolía por encima de lo recomendado. Teniendo en cuenta eso, sigue siendo un temazo de la autoría de Weikath. Guitarras limpias, un Kiske suave y triste, que se despega a un nivel casi que desgarrador en el estribillo. Cuando este se toca en vivo hay que sacar los encendedores del bolsillo.

Le llega el turno a un clasicón, con todas las letras y acentos. “Future World” tiene todo: una introducción fácil de recordar, una base de guitarra simple en los versos, Kiske desparramando carisma y rango vocal, estribillo ganchero, línea de bajo copada cortesía de Markus Grosskopf y solos con armonías entre ambas guitarras. Un infaltable en vivo y otro gran acierto de Kai Hansen, que también suele incluirlo en sus presentaciones en vivo con Gamma Ray.

El penúltimo tema el disco dura poco más de trece minutos, algo que podría parecer excesivo en un principio. Nada más lejos de la realidad. Los primeros cuatro minutos de “Halloween” se pasan volando de la mano de versos rápidos, un estribillo simple pero con voces por todo lo alto. En lugar de construir la canción con ese molde, cuando llega esa marca, hay un quiebre hacia una sección más teatral, que desemboca en solos más intensos y pasajes más rápidos.

El tema no hace más que crecer gracias al intercambio permanente entre las guitarras y solo aminora la marcha para que Kiske pueda ponerle un poco de suspenso, por momentos, antes de volver a acelerar mediante un continuo ida y vuelta entre Hansen y Weikath. Los últimos minutos recuperan el hilo conductor del primer tramo de la canción, volviendo al estribillo agudo para dar a lugar a un cierre trepidante. No tiene desperdicio.

“Follow the Sign” es el cierre mayoritariamente instrumental del disco e incluye una narración teatral, constituyendo una suerte de epílogo que a nivel conceptual nos llevaría al “Keeper of The Seven Keys – Part II”.

Con casi cuarenta minutos de duración podría antojarse como un disco bastante corto, pero la realidad es que “Keeper of the Seven Keys – Part I” es accesible y tiene suficiente material como para enganchar de manera particular, por su sonido y composición, la última a mayoritariamente a cargo de Kai Hansen, quien suele ser considerado el padre del power metal.

Si hay álbumes imperdibles en la historia del heavy metal, este es uno. Otro, es el “Keeper of the Seven Keys – Part II”, que visitaremos en una siguiente ocasión.

Lineup:
Michael Kiske (Voz)
Kai Hansen (Guitarra)
Michael Weikath (Guitarra)
Markus Grosskopf (Bajo)
Ingo Schwichtenberg (Batería)

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