OMINOUS GLORY: una sorpresa inesperada

Como gran amante del power metal, se que no es cuestión de todos los días encontrar discos 100% independientes del subgénero que suenen bien, que funcionen y que no sean aburridos. Se también que el cliché abunda y que es fácil hacer las cosas mal y producir material subpar y carente de todo tipo de identidad. Lo más lindo que me puede pasar, después de resumir mi pensamiento en las líneas que acabo de escribir, es encontrar casi que por azar un disco como “The Elven Dream”, de los estadounidenses Ominous Glory.

Comencé a escuchar este disco debut de la banda, formada en 2001, con esa predisposición propia de quien ya ha perdido horas y horas escuchando bandas que no le han aportado nada. Ya estaba pronto para apretar stop al tercer tema y pasar a la siguiente banda a ver si encontraba algo que me resultara atractivo. Este disco conceptual me sorprendió gratamente y lo escuché sin interrupciones. Vamos a ver por qué hay que prestarle atención.

“March of the Elf King” abre el disco narración y strings mediante, acompañado por una percusión cuasi marcial y melodías de flautas que desembocan en guitarras distorsionadas y el solo de guitarra de rigor. Mención especial para el sonido de teclado de corte clásico ochentoso que llama muchísimo la atención. Esta intro mayoritariamente instrumental desemboca en “Eternal Destiny”, que dura casi siete minutos y que marca ya una de las tendencias que llaman la atención en este disco, y es que de quince canciones, cinco sobrepasan los seis minutos de duración. En fin “Eternal Destiny” hace gala de una introducción de guitarra acústica que es interrumpida por las guitarras distorsionadas, de buen riff, acompañadas por las clásicas melodías del género. El vocalista Rek Anthony hace un buen trabajo con una voz que podríamos asociar en primera instancia a una banda de heavy más clásico. Buenos cortes y buenos solos para empezar.

“The Elven Dream” comienza también con un pasaje instrumental acústico, pero se mueve a terrenos más pesados rápidamente. Buen trabajo de guitarras de Alistar Blackmane a la hora de usar riffs que heredan mucho del heavy tradicional. Estribillo con mucho gancho, solos de guitarra de corte más clasicón. La fórmula funciona tan bien que se perdona la selección de sonido de los teclados para algunas melodías y el hecho de que dure casi ocho minutos. Esta canción y las dos que le siguen cuentan con la participación de Mike McElwee en las voces, que tiene un estilo más limpio que Anthony lo que hace que la interacción entre ambos sea muy buena.

“Oraekja (Erick the Viking)” es el cuarto tema del disco, arranca con aires más sinfónicos y un solo de guitarra de influencia Malmsteeniana y melodías reminiscentes a la mejor etapa de Rhapsody (NdR: el of Fire que se lo quede Staropoli). A esta altura es cuando ya me entra a convencer más cómo trabajaron las voces. El uso del doblaje complementa de manera correcta a Anthony.

Esto último se aplica directamente para “Wayfaring Journeyman” que arranca directo con Anthony haciendo una excelente intro de toque teatral. Lo que le sigue es una canción que bien podría ser el corte comercial para radio. Buen ritmo, buenos versos acompañados por la melodía de la guitarra. Con un tema así los veo ganando terreno en un show en vivo. Es de lo mejor que hay en el disco.

Guitarras y voces más agresivas son lo más destacable de “Julianna (Queen of the Dark Star)”, donde Anthony es acompañado por Sarah Teets, vocalista de MindMaze y Ryan Hogan, vocalista de Decades of Deception. El “diálogo” entre ambos cantantes está muy bien logrado. Si no fuese suficiente el giro más oscuro a nivel instrumental, también hay cortes con voces guturales. Hablenme de usar todas las herramientas disponibles para cantar una historia.

A esta altura podemos considerar que el disco se divide en dos partes gracias a su séptimo tema “Nordania”, que es enteramente instrumental y se apoya en principio en teclados para luego dar paso a la guitarra eléctrica acompañada de violines. “Nordania” es a grandes rasgos una buena introducción para “The Kingdom of Light”, otra canción que vira más hacia el power metal con el uso de teclados, guitarras rítmicas veloces, acompañadas de la correspondiente melodía. Estribillo con mucho gancho y solos de guitarra de onda heavy clásico terminan de colocar a esta canción entre las mejores del disco.

Aquí empieza uno a ver cual seria el problema principal del álbum. Quince temas y una hora y media de duración son un montón. A esta altura ya algunos temas puedan solaparse con otros y pasar sin pena ni gloria en una primera escucha a pesar de estar muy bien trabajados. Es el caso de “The Ice Demons of Ragnarok”. Funciona bien, es una buena canción pero es tan continuista con lo que ya venimos escuchando que es fácil pasarla un poco por alto y decir, bueno, sigo de largo, sobretodo porque “Forgotten Alliances”, la canción que le sigue, es un soplo de aire fresco que se va hacia lo acústico, no balada pero si una canción de estética más cercana a un bardo de fantasía medieval, algo que se agradece que exista en un disco tan cargado de influencias heavy.

“Love Knows No Distance” dura casi siete minutos, cuenta con la participación de Sarah Teets nuevamente y viene a ser una balada que de balada no tiene mucho más que la temática y algunos cortes donde la guitarra no tiene tanto protagonismo. Se antoja demasiado largo y hasta salteable. Tiene un solo de guitarra interesante, muy de power ballad ochentosa.

En su primer minuto, “Echoes in Time” recuerda mucho a Rhapsody por el ambiente que generan los teclados y la guitarra acústica, pero no tarda en virar hacia las guitarras eléctricas de riff más oscuro. En el último tercio de la canción hay unos cortes muy interesantes que le dan a Anthony otra oportunidad de cantar de forma más teatral. Menos happy power metal, más vibra ominosa no viene mal.

“Arrows of Cronon” tiene la velocidad y el ímpetu necesario para levantar la energía hacia el cierre del disco, con buenas armonías de guitarra y otro estribillo ganchero para sumar a la lista y pasar la página hacia la canción más larga del disco. “Ominous Glory” bien podría ser la última canción de la lista gracias a su estructura variada y de corte más épico y que incluye una pequeña narración que no se puede terminar de apreciar bien al estar las voces un poco por debajo del resto de la banda.

Con “To a Future Unknown” llegamos realmente al final del álbum. Este último tema retoma las guitarras acústicas para los versos, también acompañados por una melodía de guitarra eléctrica. El último minuto y medio retoma las rítmicas 100% distorsionadas mientras que el estribillo se acerca más a un himno o (perdón por la analogía power metalosa) un brindis después de la batalla.

Joyita escondida es la manera más acertada de describir a este “The Elven Dream”. Es un disco interesante para cualquier persona aficionada al power metal. No termina de irse por el camino más comercial que todos ya conocemos y hemos escuchado, producido por las discográficas de más renombre, sino que aprovecha influencias del heavy tradicional sin resultar aburrido. A pesar de que es un disco de larga duración, y eso le puede jugar en contra, seguramente más de un tema va a quedar dando vueltas en la playlist de siempre haciendole compañia a otros consagrados del subgénero.

Tracklist:

1. March of the Elf King
2. Eternal Destiny
3. The Elven Dream
4. Oraekja (Erick the Viking)
5. Wayfaring Journeyman
6. Julianna (Queen of the Dark Star)
7. Nordania
8. Kingdom of Light
9. The Ice Demons of Ragnarok
10. Forgotten Alliances
11. Love Knows No Distance
12. Echoes in Time
13. Arrows of Cronon
14. Ominous Glory
15. To a Future Unknown

Lineup:
Alistar Blackmane (Guitarra)
Michael Stegossi (Teclado)
Jamison Wright (Flauta, teclado)
Jason Esbensen (Bajo)
Rek Anthony (Voz)

Invitados:
AJ Viana (Batería)
Sarah Teets (Voz)
Ryan Hogan (Voz)
Jeff Teets (Guitarra)

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Bandcamp: https://ominousglory.bandcamp.com/album/the-elven-dream

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