El Regreso de Deeds of Flesh

El Legado del Pro Hombre Erik Lindmark Vive y Lucha! Formidable regreso de una banda pilar, Icónica dentro del Brutal Death Metal como lo es Deeds of Flesh; que en su haber cuenta con bellezas tales como «Reduced to Ashes» ó el superior «Mark of the Legion» del 2001 con ese sonido seco, directo al pecho, contundente y que también se llevaba reconocimiento por su técnica.

En este nuevo comienzo y con la evolución como bandera, Deeds of Flesh brinda aire fresco, una sutil briza destructiva en el tormento constante de cientos y cientos de discos Brutal Death similares y poco elaborados. Acá la clave está en la producción, el sonido que ya se notaba creciente en los dos últimos lanzamientos («Of What´s to Come» del 2008 y «Portals to Canaan» del 2013) y con el trabajo de Castle Ultimate Studios que hace notar su mano en la obra (vale mencionar que de dicho estudio salieron discos de Cynic, Fallujah, Viramia entre otras…).

Desde el comienzo con «Odyssey» el poder y la furia se estampan en los oídos, la potencia de esas guitarras es similar a pegarse con una pared. Mención aparte el trabajo de Darren Cesca (Goratory, Cytolysis) en la Batería dejando la vida en la velocidad y precisión. «Alyen Scourge» con su corte técnico, con la marca distintiva en el riff inicial, de la mejor escuela norteamericana de Brutal Death Metal.

A partir del track «Ascension Vortex» los cortes sofocantes son más presentes y a la par, aumenta la progresión en las guitarras, y a esto se le suma la participación de Bill (Decrepit Birth), Anthony Trapani (Severed Savior, Odious Mortem) y Obie Flett (Inherit Disease, Pathology) que con sus aportes, hacen que dicha canción tome rumbos distintos y tenga pasajes sumamente distintos, algo brillante para el amante del género. Similar aporte con el gigante Luc Lemay (Gorguts) en «Catacombs of the Monolith» de los pasajes más Progresivos de todo el Álbum.

Si no era suficiente esto, «Ethereal Ancestors» cuenta con similares cambios rítmicos, donde la percusión es digna de escuchar una y otra vez, superior! Ah y el aporte vocal corre a manos de un muchacho llamado George «Corpsegrinder» Fisher (Cannibal Corpse) vomitando el alma como lo sabe hacer.

A gusto personal el mejor tema de todo el disco es el que le da nombre, «Nucleus», donde los sweep picking son casi abusivos y donde la velocidad no está desmedida, los blast beat son exactos, todo al detalle, una pieza maravillosa para el amante de la brutalidad. Acá aparece otro muchacho de esos que canta, llamado John Gallagher (Dying Fetus).

Este álbum es complejo, técnico y bestial; cuenta con la dosis exacta en cada pieza hasta incluso en la duración que muchas veces tiende al aburrimiento cosa que aquí no sucede, y que en «Races Conjoinded» encuentra regularidad asombrosa de la mano de ese espíritu antiguo de viejas grabaciones, donde Ivan Munguia (Bajo) toma control de todo y se florea a la par del siempre carismático Frank Muller (Suffocation) dejando las cuerdas vocales en la tarea.

En resumen, un disco formidable que deja en claro que el monstruo que gestó Lindmark continúa demostrando por qué son uno de esos pilares que jamás deben olvidarse.

Formación:

Darren Cesca (Batería)
Jacoby Kingston (Vocal)
Craig Peters (Guitarra)
Ivan Munguia (Bajo