OPHIS – la serpiente alemana

Los veteranos germanos de OPHIS se despachan con su quinto disco. ¿Dije disco? Es mucho más que eso. Es un manual de como plasmar la esencia del Doom/Death y no morir en el intento. Netamente influenciados por el sonido mas clásico de este estilo de la primera mitad de los 90, arremeten en un viaje largo, de más de una hora.

Escuchar un disco de Doom va a contrapelo de los tiempos actuales, donde todo es prisa. Con 20 año de carrera y una elegancia que se destila en cada surco vaya si se toman su tiempo. Los climas lentos y opresivos son formidables y están teñidos de la dosis justa de melancolía. «Default Empty» abre este viaje introspectivo. Toda la magia de los maestros como My Dying Bride, con tenues reflejos al viejo Saturnus se pueden apreciar claramente en un balance perfecto.

Si estas apurado, pasa de largo. Ningún tema dura menos de 9 minutos. Pero si estás dispuesto, este disco te va a encantar. La voz de ultratumba de Philipp Kruppa (quien además toca la guitarra) debe ser de lo mejor del género en mucho tiempo. Seca, estertórea, primitiva, es el llamado de la muerte en si misma. El resto de la banda, formada por Oliver Kröplin en el bajo y los mas nuevos Floris en guitarra y Ole Fink en bateria (ambos ingresaron en 2019) deja fluir la depresión hecha música, en un todo que equivale a una tonelada de emociones.

«Of Stygian Descent» sigue el derrotero de agonía. Mucha melancolía y arreglos tristemente hermosos. Recién en «Conflagration Eternal» (pasados 20 minutos del arranque) se dan los primeros atisbos de death metal , con un riff excelente. el cual luego cae lenta e inexorablemente en el ritmo lento que constituye la propuesta de los alemanes.

«Temple of Scourges», «The Perennial Wound» (digna de un funeral) y «The Stagnant Room» cierran el concepto de forma elegante.

Este Ofiidio trae un veneno con sabor a muerte lenta y agónica. Si estás dispuesto a correr el riego, bien vale la pena. La música de OPHIS te atrapa y no te deja escapar. Eso lo hace adictivo, aún sabiendo que no hay vuelta atrás en el camino, que puede resultar dolorosamente hermoso, fascinante, casi como una Serpiente lista para adormecernos con su mirada y luego darnos a probar su mortal veneno.