CALIBAN: ¿el ultimo ultimo bastión del Metalcore?

El Metalcore está llegando a una etapa cúlmine, en la que el aire fresco que nos golpeó hace ya más de una década se va viniendo abajo tanto en originalidad como en falta de sorpresa. Se esta muriendo por su propio peso impuesto en buscar la renovación en algo que no siempre está buscando continuamente la innovación, que por momentos está al borde del atavismo. 

En el caso de Caliban, los vaivenes fueron notorios, de un pico importante con el álbum «I Am Nemesis» del 2012, de lo mejor que haya escuchado del género sin dudas, hasta discos que se pierden en el olvido como «Ghost Empire» que no aportó nada. Junto a coterráneos como Heaven Shall Burn pudieron separarse de la etiquetadora compulsiva, llegando a la regularidad deseada discos arriba de los 8 puntos; todo haciendo presión en que es tiempo de sacar algo nuevo y con golpe. Es así que este nuevo trabajo está enteramente hablado en su lenguaje natal, Alemán, sumamente particular en el Metal Extremo, ya que la mayorías de las bandas que utilizan este idioma en sus composiciones o son Black Metal o son Industriales. No hay mucho más allá.

Empezando con «Trauma», potente, corte al palo, con tintes thrasheros modernos muy grooveros agradables al oído, e incluso incursiones interesantes en la percusión. Lastimosamente la parte «rapeada» baja considerablemente la potencia, y no es algo agradable la pronunciación en un timbre vocal cálido como el de Andreas Dörner al que le quedan mejor los gritos desgarradores sacados desde las tripas. «Herz» comienza bien arriba, con su ambiente épico y contundente, por fortuna las guitarras suenan crudas y no estridentes, el breakdown bordeando el industrial, el estribillo que entra como por un tubo y se pega como chicle en el pelo de una adolescente. Canción sumamente efectiva y simple, agradable.

«Ausbruch Nach Innen» con un ritmo rockero en las guitarras que por momentos nos brinda un timbre familiar, similar a los últimos In Flames, pero que acá vive y lucha el Metalcore. «Feuer, zieh’ mit Kit» engaña muchísimo con su lento inicio, para por desprevenidos, ser justamente golpeados por todo el swing de Denis Schmidt y Marc Görtz en las guitarras, extremas, el sonido justo y violento, los cortes preciosos. Quizás el tema más vehemente del disco, con su atrapante combinación de coros limpios y el explosivo caos de fondo. 

El disco tiene la cuota de empezar sin tanta energía como la esperada pero que evoluciona conforme pasan los tracks, llegando a un contundente «Intoleranz» entre medio del Industrial y el Metalcore, pero con agresividad sumamente grata para cualquier amante de la música violenta. El sonido es algo que debemos destacar, es gigante, amplio, cual persona con obesidad mórbida haciendo moshpit, te va a pegar aunque no quieras. 

Cerrando el disco «Mein Inferno» que apuesta a las raíces del sub-genero, envueltas levemente en la tela del Death Melódico moderno a lo Soilwork; y el track «nICHts» Groove pesado en su inicio y que progresa en lo más arraigado del Metalcore.

Caliban es un conjunto que tiene altos y bajos, pero estos últimos no son tan profundos, siguen levantando la bandera del Metalcore Europeo hasta la fecha, pero cada vez cuesta más mantenerse firme en una idea y no darle más vuelo. Acá apostaron por la métrica y las letras en Alemán, una apuesta que puede no resultar 100% efectiva pero es aceptable al final. No es el mejor disco de Caliban, pero ni cerca de ser un mal trabajo, sumado a que suena del carajo, estupendo sonido y producción. Disco que los fanáticos amarán, disco que los curiosos olvidarán.

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