In Flames: 25 años de la carrera del bufón

«…No. Nunca volveré atrás y haré otro ‘Jester Race’ o ‘Whoracle’ . No estaría bien, No sería fiel a esos discos. Esos álbumes son perfectos en todos los sentidos y si intento regresar 20 años e intentar recrear algo cuando estoy en un estado mental totalmente diferente, eso no le haría justicia… Solo sería malo. Me encantan esos álbumes, no me malinterpretes. Cada uno de ellos nos ha llevado a donde estamos hoy.»

Declaraciones de Anders Fridén, vocalista de In Flames, al cual le preguntaron sobre ese debate clásico entre el sonido actual de los suecos a comparación de sus antiguos trabajos, y realmente apena este concepto, viendo el resultado final de estos últimos 4 discos, que casi golpean fuerte en la mediocridad y la decepción total. Sin dudas es por muchos cuerpos menor a clásicos como «Whoracle», «Clayman» e incluso el disco que en la fecha de hoy cumple 1/4 de siglo: «The Jester Race»

Si bien In Flames comenzó su carrera con el «Lunar Strain» de 1994, no fue sino hasta la edición de este segundo álbum que logró captar la atención de todos los medios masivos, e incluso el interés de Nuclear Blast, encargados de lanzar este formidable disco.


Y vale mencionar que en ese preciso momento, el auge del Death de Gotemburgo, más conocido como Death Metal Melódico, era de niveles superiores. A fines del 95, At The Gates editaba el gigante «Slaugther of the Soul»Dark Tranquillity, a pocos días de ese lanzamiento, publicaba el «The Gallery» que es otro disco infaltable en la colección de cualquier amante del género. Por ende, In Flames debía salir con material de calidad para abrirse paso, y vaya que lo consiguieron!

El disco contiene piezas que difícilmente hayan sido igualadas a lo largo de la carrera de los suecos como la formidable, exquisita, preciosa canción inicial «Moonshield» de una calidad superior en todo sentido, dejando en claro que la potencia de las guitarras va de la mano siempre con la melodía que encanta al oyente, que nos hipnotizó a todos los que la escucháramos. Esto se lo debemos al trabajo de Jesper Strömblad, Björn Gelotte y Glenn Ljungström (si, fueron 3 los guitarristas en este álbum) quienes tuvieron el acierto en cada composición del disco y que en esta en particular logran la atracción al instante del oyente que, hasta ese entonces, no estaba tan acostumbrado a semejante melodía en unión con tanta potencia.


De la mano va «The Jester Dance» con la misma línea en composición, con leve aumento en crudeza, pero sin desentonar, sin salirse de la línea trazada por la claridad en sus guitarras principales para que así, nos topamos con la pegajosa «Artifacts of the Black Rain» donde el Heavy Metal se dibuja en cada armonía de las guitarras, con la vehemencia de Andreas al cantar (siendo este el primer trabajo donde participa), le dan el carácter violento a una pieza delicada, para sibaritas del género. En otras piezas se juega con los limites del sub-genero haciéndolos con pasajes hasta Power como «Lord Hypnos» pero que se expresan con tanta vehemencia y delicadeza que asombran, tanto en sus partes veloces como en el intermedio semi acústico de calidad extraordinaria.

No se puede obviar el equilibrio expuesto aquí, precisamente en temas como «Dead Eternity» donde el golpe del Death Metal se ve reflejado; ó en «Goliaths Disarm Their Davids» donde los solos se llevan todo el protagonismo. El equilibro es perfecto, admirable en todo sentido, ya que la «memorabilidad» que reina en este disco es de lo más llamativo, difícil es no engancharse con este trabajo, ya que cuenta con los pilares sólidos del Metal: potencia, sonido profesional y melodía.

«The Jester Race» marcante, serena en su comienzo pero agresiva en su progresión, incluso con la velocidad sostenida, sin irse a extremos que por ejemplo si tiene «Dead God in Me» con el mejor juego de guitarras/percusión que en ningún momento que en la bola de ruido, esa bola que todos deseamos NO escuchar en un disco. Y esta es una de las maravillas de In Flames, lograr la agresión de forma melódica, violencia en estado de gracia.

«The Jester Race» superó sus obstáculos desde los conflictos con W.A.R. (Wrong Agian Records) quien iba a editarlo con licencias del enorme Nuclear Blast, quien nunca lo lanzó, siendo el sello Nuclear Blast el encargado de distribuirlo, lo cual no sucedió a nivel mundial hasta el mes de agosto de 1996; hasta el abrirse paso entre la nueva ola Melódica que tuvo peso en ese entonces. Logra quedar en la memoria de todo fan, tal así lo que comentaba Andreas Fridén donde se lo cuestiona por los blandos caminos de la actualidad, lejos de esta belleza, la carrera del bufón.

Me es imposible no comentar el peso que tiene la línea de 3 guitarristas, Gelotte, Ljungström y Strömblad (estos dos últimos se abrían paso con su violenta/perfecta banda Dimension Zero), siendo las mentes maestras de lo que hoy recordamos, los responsables de las melodías que se grabaron en infinidad de músicos que a lo largo de la historia los tienen como influencias directas en sus composiciones.

Mencion aparte que año y medio después de esta obra de arte, saldría «Whoracle»… Pero esa es otra historia

Formación:

Anders Fridén (Voz)
Jesper Stromblad (Guitarra)
Glenn Ljungstrom (Guitarra)
Johan Larsson (Bajo)
Bjorn Gelotte (Bateria, Guitarra)

Tracklist:

1 – Moonshield
2 – The Jester’s Dance (Instrumental)
3 – Artifacts Of The Black Rain
4 – Graveland
5 – Lord Hypnos
6 – Dead Eternity
7 – The Jester Race
8 – December Flower
9 – Wayfaerer (Instrumental)
10 – Dead God in Me

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