Soen – La confirmación de una realidad

La primera noticia de “Imperial” es que para Soen fue la conclusión de todo un año donde la pandemia del Covid- 19 no dio casi lugar a ningún tipo de presentación en vivo e incluso frustró (hasta ahora) el esperado debut de la banda en Sudamérica. Recordemos que solo pudieron hacer las primeras tres fechas en México, de lo que era su extensa gira por el continente. Lo cierto es que en vez de quedarse en lamentaciones el grupo decidió aprovechar el envión del muy bien recibido “Lotus”” para plasmar una obra que es fruto, según el mismo grupo “de, entre diez y doce horas de trabajo diario en el estudio durante varios meses”.

Una primera escucha deja en claro que la banda ha aprovechado el tiempo y eso se nota fundamentalmente en el audio general del disco. El nivel de nitidez y de claridad que tiene cada una de las canciones es sencillamente asombroso, con una mezcla general que balancea los segmentos rápidos, sutiles y pesados con un nivel de precisión absoluta entendiendo qué es lo que pide cada canción sin ningún tipo de problema al punto que si uno lo escucha en casi cualquier aparato el disco mantiene su potencia sonora.

Para los que escucharon “Lotus” seguramente “Imperial” les resultará a primera oída una especie de “lado b” del disco lanzado en 2019. Esa sensación es correcta, mucho de lo bueno que aparecía en “Lotus” es en esta nueva obra una realidad palpable y concluyente. Decimos concluyente porque este disco le permite a Soen encontrar su lugar dentro del género progresivo más experimental y ambicioso, aquel que busca escaparle a los lugares comunes y tiene la osadía de ir más allá en cuento a influencias y mezclas musicales.

Desde el minuto cero con “Lumerian” parece marca su sello con claridad. Una percusión y una serie de guitarras hiper agresivas, rápidamente se transforman en una línea melódica magistralmente manejada por Joel Ekelöf en las voces quien demuestra una vez más los distintos colores vocales que puede alcanzar.

“Deceive” recuerda en su inicio a “Martyrs” del disco anterior pero rápidamente se transforma en una canción bien melódica, que sirve de muestra para diferenciar esta nueva obra respecto a “Lotus”. Allí donde la banda aceleraba aquí prefiere la emocionalidad y los estribillos que llevan la tensión sonora hacia una impronta pop que tiene una calidad innegable. En este punto hay un gesto claro: cada canción del disco esconde la intencionalidad de interpelar, conmover y emocionar tanto desde las melodías, a veces disonantes, otras complejas y en muchas ocasiones con una simpleza poco frecuente en la permanente (y a veces vulgar) exagerada demostración técnica de los grupos de rock progresivo.

Desde el punto vista lírico el grupo continúa la idea que en “Lotus” había tomado preponderancia ligada fundamentalmente a la denuncia de un sistema (el capitalista) que conduce a la alienación y a la pérdida de identidad. Por ejemplo la estupenda “Monarch” a través de un estribillo épico y melódico denuncia la falta de empatía y compasión en la que vive la sociedad contemporánea algo que luego “Antagonist” transforma en respuesta: más vale ponerse del lado de los excluidos que favorecer los intereses que nos dominan.

La última parte del disco se divide en la meláncólica y lisérgica balada “Ilusion” (donde aparece la veta más Floydiana del grupo) y ciertas intenciones modernas. “Modesty” arranca con una programación electrónica e insólitamente termina con un arreglo de cuerdas que como todo “lo raro” en el disco, no desentona. “Disident” es trabada ganchera y moderna al punto que le puede gustar a un pibe de quince años o a un viejo fanático del metal progresivo. “Fortune” es un esperable cierre épico y melancólico en que el que la banda explota al máximo sus posibilidades. Con el uruguayo Martín Lopez demostrando que es uno de los bateristas más inteligentes e interesantes del metal contemporáneo y un Joel Ekelöf explotando aún más sus posibilidades, Soen demuestra que está para cosas grandes. Si el Covid los deja seguramente este será el salto definitivo en su carrera. Impecables.

Line up
Joel Ekelöf – Voz
Martín López – Batería
Lars Enok Ahlund – Guitarra y teclados
Cody Lee Ford – Guitarra
Oleksii “Zlatoyar” Kobel – Bajo

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